viernes, 10 de febrero de 2012
PILDORA NUMER VEINTIDOS.
Lo que siento no lo digo, no porque sea una hipócrita si no porque no tengo la lógica para llegar a tú oido quiero seguir algún hilo y me pierdo en las alturas volviendo a tener unas dudas sobre si debo o no debo atreverme lo hago o no lo hago ¡hazlo ya! y no dudes lo que descubres es la indecisión que oprime tú sin razón. Queriendo poner solución me marché a la estación y cogí el último tren, no porque sintiera temor si no porque el error ya no tenia remedio eres quien eres soy quien soy y quiero ir donde voy para dar fin a éste infierno comenzado hace tiempo recurriendo por cobardia a bajar en un lugar donde no me correspondía, agarré de la mano mi decisión la metí en la maleta y con destreza y tesón la rodeé con mis brazos para que no se bajara en la próxima estación. Cuando por fin llegué cual fue mi sorpresa lo que contenía la maleta ya no lo necesitaba era un bulto que cargaba que yo ya no reconocía. Había cambiado mi vida, todo era diferente mi bulto la gente, el lugar donde yo estaba ya no tenia que ver nada con lo que yo había conocido, por eso al oír el pitido del tren que regresaba me apuré dejando la maleta y lo que en ella portaba-
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