viernes, 10 de febrero de 2012
PILDORA NUMERO VEINTITRES.
Quiero escribir un canto a la vida, hoy que es un día que no se lo merece pero desafío mi suerte y "tiro palante" como dicen. Valoro cada segundo que recuerdo y que a partir de éste momento me propongo un desafió: por muchas dudas que tenga, aunque la tristeza haga horas extra y quiera permanecer en mí,no dejaré que ésto ocurra, me ha costado mucho llegar hasta aquí, quiero seguir paso adelante y que nadie se espante si me ven diferente, siempre sonriente, más que antes, porque he comprendido que lo vivido, lo que vivo y lo que aún me quede por vivir no puede quedar "prendido" si no "rematado", cerrando capítulo, viviendo como único todo lo que suceda para que de alguna manera, equivocada o no, siga siendo yo la que disfrute en cada momento de lo que la vida me brinda siendo importante que cada instante agradezca la oportunidad por permitirme contarte lo que mi mente percibe, lo que escribo bien o mal, pienso que no es lo importante si no el hacerte llegar cual es mi mensaje siendo éste: vive, vive como quieras sin hacer daño a nadie, aunque no te entiendan y pretendan cambiarte, llora y sufre con los que lo hacen porque son parte de ésta "pantomima" y quizás lo que quieran es que les prestes ayuda, que les des tu opinión que les animes a que tengan del mundo otra visión.
PILDORA NUMER VEINTIDOS.
Lo que siento no lo digo, no porque sea una hipócrita si no porque no tengo la lógica para llegar a tú oido quiero seguir algún hilo y me pierdo en las alturas volviendo a tener unas dudas sobre si debo o no debo atreverme lo hago o no lo hago ¡hazlo ya! y no dudes lo que descubres es la indecisión que oprime tú sin razón. Queriendo poner solución me marché a la estación y cogí el último tren, no porque sintiera temor si no porque el error ya no tenia remedio eres quien eres soy quien soy y quiero ir donde voy para dar fin a éste infierno comenzado hace tiempo recurriendo por cobardia a bajar en un lugar donde no me correspondía, agarré de la mano mi decisión la metí en la maleta y con destreza y tesón la rodeé con mis brazos para que no se bajara en la próxima estación. Cuando por fin llegué cual fue mi sorpresa lo que contenía la maleta ya no lo necesitaba era un bulto que cargaba que yo ya no reconocía. Había cambiado mi vida, todo era diferente mi bulto la gente, el lugar donde yo estaba ya no tenia que ver nada con lo que yo había conocido, por eso al oír el pitido del tren que regresaba me apuré dejando la maleta y lo que en ella portaba-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)