martes, 27 de diciembre de 2011
PILDORA NUMERO ONCE.
Arbol que llora, se lamenta, se distorsiona, su sonido ya no fluye, huye como espantado cuando el eco le rebota, no se reconoce, no sabe que es él, qué ha pasado ¿dónde están mis antepasados que no acuden a mí?, sólo me siento, me dejan al desnudo y yo con un lamento, apenas disimulo y para que lo hago si ya a nadie le importo... aunque pensándolo bien me puedo revelar solo tengo que saber qué hacer, ¡ah, ya lo sé!: aprenderé a hablar, lo haré, lo haré con elegancia, adoptaré una pose, rebosaré de colores y tú a mi lado vendrás, me protegerás, cuidarás que nadie me toque, me harás fotos, pagarán por mí y yo permaneceré aquí, puesto como un figurín, utilizando un lenguaje que me costó aprender y en éste momento me contemplo, me despojo de mis vestiduras, desaparecen mis dudas y con tristeza me dirijo a tí arbolito de al lado, que me haces compañía y que con ironia me cuestionas comparándome con algo, actuando, no viviendo, sigo maldiciendo aquél día que, arbolito mío, te dejé de lado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario