lunes, 26 de marzo de 2012

PILDORA NUMERO TREINTA.

Erase que se era un mundo sin fronteras. Erase que se era un mundo sin miedos. Erase que se era un mundo tranquilo por donde podías pasear libremente y encontrabas a la gente sonriendo. Erase un cuento que queda en suspense...y que de ti depende el desenlace del mismo. Erase que se era...eras tu mismo viviendo mi sueño. Y continuando siendo te planteas ese sueño realizarlo porque compartes lo que digo, porque crees que es posible conseguirlo, porque los sueños dejan de serlo si los llevas a cabo y si lo haces te desaces de una lacra que te pesa que te embriaga y al hacerlo no te deja ver claro. Erase una vez un final que se acerca no porque termine el mundo y desaparezca, al contrario, porque comienza una nueva etapa que el letargo que vivimos comienza a aburrirnos y a destrozar nuestro sueño que tenemos cobijado y que debemos enseñarlo porque es hermoso porque no pasa de moda porque hace retornar a nuestros antepasados cuando la necesidad era compartida y la abundancia regalada donde los valores que tenemos pero que nos dan miedo mostrar, en aquel tiempo era lo primero que se aprendía:  "Vive tu vida, se decía, como tu quieras, pero ten en cuenta que no estas solo que mientras halla un solo lloro por necesidad piensa que algo va mal, no pases de largo echa una mano y conseguirás lo que anhelas la felicidad de todos los que en este mundo viven y persiste en ello no dejes que nadie anule tu deseo". Erase que se era un sueño rescatado y aunque tus antepasados no se identifiquen con lo que digo te invito,  amigo mio, a seguir pensando que este sueño tiene "gancho" y llegara un tiempo que podramos llevarlo a cabo. Erase que se era un mundo sin fronteras, sin miedos, sin muertes provocadas por el egoísmo organizado. Erase que se era un mundo de esperanza.

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